viernes, julio 28, 2006

Un viaje extraño

Tiempo atrás, tomé el Metro en una estación X, para un viaje de no más de 10 minuto. Junto a las decenas de personas que nos subimos juntos, a mi lado quedó una chica muy atractiva, y como buen verano, con una polera muy escotada, y falda bastante corta.

Quedamos frente a frente, mirándonos, afirmados del mismo fierro sobre el respaldo de los asientos. A medida que avanzaba el tren por medio de los túneles, de alguna manera nuestras manos comenzaron a acercarse, hasta que nos empezamos a acariciar las manos suavemente.

Al mirarla detenidamente, reparé en que la chica era muy joven, quizás demasiado como para hacerla un delito, y si no hubiera sido por ese detalle, nunca me habría bajado del tren, habría mandado a mis amigos a la cresta, y me hubiera escapado con esa belleza.

Nunca más la he visto, pero créanme que la busco.