Esta frase se me ha repetido durante los últimos días, mi nueva relación me ha hecho cambiar completamente de perspectiva. Ya sé que dije que no iba a llevar mi relación al nivel de publicarla en el blog, pero esto es una reflexión a nivel muy personal que es probable que a algunos de mis lectores les sirva.
Aparte del cambio de “soltero empedernido” hacia “en pareja y feliz”, existe un tercero en nuestra relación que me ha hecho plantearme ciertos desafíos.
Es mi primera vez que tengo una pareja con un hijo de una relación previa, y esto hace que lo que me esté pasando sea aún más interesante para mí.
Hace varios años atrás no habría estado con mi actual pareja por esa misma razón, muchas veces los hombres cometemos el error de rechazar de plano a una maravillosa mujer, por el sólo hecho de considerar que un hijo es un obstáculo. Es cierto que limita y coarta ciertas libertades que se podrían tener al no existir un hijo, pero a la vez te abre otras opciones, otros panoramas, que no te los planteas en una relación sin hijos.
Las personas que me conocen y que me ven a diario han notado un cambio en mi forma de ser, antes les comentaba de mis salidas nocturnas con chicas dark a discos del mismo ambiente, o un fin de semana completamente en cama sin asomar siquiera la nariz fuera del departamento.
Ahora les cuento de una salida al cine de a tres a ver una película animada para niños, de jugar a las escondidas en un mall, o de ir a comer y jugar al cachipún.
Los cambios han sido muy grandes en mi vida. Tomé la decisión de estar con mi actual pareja y no dejar pasar la oportunidad de estar con una maravillosa mujer, por el sólo hecho de tener un hermoso hijo.
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