Ayer estaba muy molesto como para escribir al respecto, así que por eso parto con veinticuatro horas de desfase a descargar mi rabia.
Muchos ya saben que durante la dictadura luché en su contra para volver a la democracia, durante mis años en la universidad estuve detrás de barricadas quemando neumáticos, luego me convencí que la forma de sacar al dictador era por medio del plebiscito, me inscribí y voté por el No. Celebré en las calles por tres días seguidos lo que estábamos conquistando.
Ahora, más reflexivo, estoy a favor de que todos se puedan manifestar, incluso a aquellos que en algún momento consideré mi enemigo y tenían sus botas puesta sobre mi cabeza.
Pero al ver La Moneda con llamas, el ver el vandalismo que apareció en las calles me hace pensar que no fue para esto que luché con tanta fuerza. Si eres anarquista, bien, exprésate, pero no de esta manera.
Los que andaban haciendo destrozos en las calles son simple delincuentes, muchos de ellos nacidos después de la dictadura. Yo viví todo el periodo del gobierno militar, recuerdo acá en Santiago los aviones como volaban sobre mi cabeza para atacar La Moneda, recuerdo a los familiares arrancados, recuerdo a los amigos de la familia torturados y exiliados.
No es posible que porque no te gusta el sistema debas destrozar todo, yo estaba en contra de la dictadura, pero nunca, jamás, quemé mi Bandera.
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