lunes, mayo 29, 2006

Madre hay una sola

Madre hay una sola... ¡menos mal!
Mi madre con todo su amor vino a ayudarme a terminar de arreglar unos asuntos en el loft. Todo habría sido perfecto hasta que se tocó el tema de la cortina de baño. Mi madre dale con que la cortina de género que va por fuera hay que sacarla, y yo que hay que mantenerla.
Al final se decidió por lo siguiente, es mi casa, no es la casa de mi madre, en mi casa hay cortinas de baño de género que van por fuera, en la casa de mi madre no hay, se hace lo que yo digo en mi casa.
Tengo la cortina de género colgada en mi baño.
Mi padre vino a buscar a mi madre y me aseguré que estuviera arriba del auto cuando partieran, no vaya a ser que llegue a la esquina, se baje y vuelva de nuevo.
Lo bueno es que todas las peleas son entretenidas, nos reímos de las tallas que nos echamos, como que tiene que ir a sentarse con los jubilados a la plaza para que no me moleste.
Cuando me cambié al loft pensé que iba a ser un lugar que no le gustaría ir, como en Providencia le quedaba todo más cerca. Parece ser que Santiago Centro tampoco es lejos, voy a tener que irme a Quilicura, o al final de Maipú para evitar que llegue a visitarme, y me quiera cambiar mi cortina de baño, junto con la loza, las ollas, el detergente que uso, las sillas, los sillones y la cama.
Igual quiero a la vieja, aunque no quiera darse cuenta que vivo hace muchos años solo y que no estoy bajo su ala.