lunes, mayo 18, 2009

Cuando se apaga una vela

Vengo llegando del funeral de mi abuelita, en estos dos días muy agitados no he tenido tiempo de hacer una reflexión más profunda de lo pasado, ya que he tenido que hacer de soporte y tener la cabeza fría para tomar las mejores decisiones.
La muerte de mi abuelita era algo esperado, ya llevaba más de tres años postrada, con demencia senil, casi sin caminar, y en el último tiempo absolutamente desconectada de la realidad y de quienes la rodeaban.
Ya está descansando y también la familia.
Ahora hay que dar vuelta la página, la vida continúa y ahora debemos preocuparnos de nosotros.